jueves, 13 de junio de 2013

Volver a Argentina (parte II)

       Finalmente después de tan linda recibida ya todos mis amigos comenzaron a irse nuevamente a sus respectivas ciudades donde se encontraban estudiando. Yo por mi lado tenía varias metas a cumplir, la primera era bajar de peso!!! jaja y después de un tiempo comenzar a ver en detalles cosas sobre la carrera que iba a seguir, el lugar y demás.

     Fueron unos meses muy raros los que pasé en esta vuelta, tenía muchos altibajos, los horarios completamente al revés, me iba a dormir cuando me tenía que levantar y estaba cayendo en depresión. Muchas veces me levantaba llorando, o lloraba a cualquier momento del día, o me iba a dormir llorando también. Era muy duro para mi que mi mamá me encuentre en esos estados porque la hacía sentir como si no me estuviese sintiendo cómoda en su casa, en mi propia casa, lo cual me deprimía aún más el hecho de hacerla pasar por eso. 

         Por otro lado creo que nadie entendía lo que me estaba pasando, sólo mis amigas que hice en Estados Unidos, que también se encontraban volviendo a sus países; es por eso que muchas veces me iba a dormir tarde, por hablar con ellas ya sea por skype o por chat... hacíamos catarsis jajaj. Tenía tantas cosas por contar y compartir pero no podía estar constantemente hablando de lo mismo una vez en Argentina, en ciertos casos no a todos les caía bien la idea. Probablemente hasta el día de hoy tengo anécdotas que quizá no las conté.

       Para salir un poco de la nada misma en la que me encontraba, comencé a jugar al tenis nuevamente. Duraba 5 minutos en la cancha obviamente porque me cansaba rápido al estar tan fuera de estado y con muchos kilos de más. Además empecé a hacer terapia, con una psicóloga que la verdad no me sirvió para nada, solamente me decía lo que quería escuchar y yo necesitaba alguien que me dé un sacudón, me haga poner los pies sobre la tierra y que me guíe un poco. 

       A su vez, había muchas cosas del día a día que me molestaban, hasta la forma de conducir y de hacer las cosas de la gente, la poca simplicidad con las que se hacía todo; me enojaba por cualquier cosa jaja y me llevó un tiempo manejarlo. No sé, creo que estaba tan descolocada y no lograba encontrarme conmigo misma en varios aspectos.

Let's travel the world :)
        Un tiempo antes de irme a Estados Unidos, pensaba que a la vuelta la gente iba a estar cambiada y eso me daba un poco de "miedo", pero creo que nunca me puse a pensar en que era yo la persona que más iba a cambiar. Se me escapó la tortuga jaja. 

         En fin, era un combo de cosas con las que estaba lidiando constantemente, hasta que con los años me adapté jaja, no... bueno no quiero asustar a quienes estén por volver a su país después de un tiempito pero creo que depende de la persona puede tomar más o menos tiempo el "sentirte en casa". Por mi parte con el tiempo los llantos ya no eran tan diarios pero todavía extrañaba mucho no estar en Seattle. Es más, hasta el día de hoy después de 6 años lo sigo extrañando tanto como la primera vez que me fui de esa ciudad.

       Las cosas positivas que me llevo de mi primer experiencia al estilo Marley (excepto que no comí cucarachas) son un montón. Por empezar maduré muchísimo, aprendí a valorar muchas cosas y a restarle atención a otras; a saber lo que se siente la felicidad plena, me conocí más a mi misma, lo que me gusta y lo que no... la clase de gente de la cual disfruto estar rodeada, y la clase de personas que no me aporta nada positivo a mi vida. Aprendí también las cosas que realmente me apasionan y me llenan como persona, descubrí cosas que me gustaban que jamás pensé que podrían gustarme. Hice amistades que son de por vida, y por eso y muchas cosas más esta fue una de las mejores experiencias que pude haber vivido. 

          Dentro de todo ese tiempo fuera de Argentina por supuesto también tuve mis momentos en los cuales no la pasé genial, lloré, extrañé y demás pero cada vez que tenía esos días no tan buenos, sabía que era parte del aprendizaje. Estar tristes por algo o extrañar a alguien no es tan malo después de todo, porque esos momentos son los que nos hacen sentir vivos.



Volver a Argentina (parte I)

       Para ser honesta, era algo que hacía varios meses me ponía un poco nerviosa. Semanas antes de dejar Estados Unidos para viajar a Europa, no paraba de tener pesadillas repetitivas todos los días en una misma semana, me despertaba en medio de la noche y parecía que había estado batallando. Tenía miedo de que al llegar a mi casa me pase aquello que había estado viviendo con anticipación.

       En España; alisté todas mis cosas la noche anterior y a la mañana siguiente del sábado me levanté temprano, me despedí de mi familia española, Sofi y Toti, a quienes les voy a estar agradecida de por vida por lo bien que me trataron y me ayudaron. Me tomé el bus desde La Granja de San Ildefonso hasta Madrid y finalmente desde allí al inmenso aeropuerto de Barajas. 

       En un momento, empecé a sentir náuseas. Tuve como una especie de flashback de cuando era una nena y eso de sentirme descompuesta me pasaba seguido cada vez que tenía que viajar. Lo más gracioso es que nunca en mi vida había viajado tanto en un año y recién a la vuelta es cuando tengo esas sensaciones. Por suerte nada pasó, pero la verdad es que me sentí horrible.

       Llegué al aeropuerto y todavía tenía unas horas para abordar, así que me dediqué a lo que mejor sabía hacer... compré comida y me senté a leer. Hasta que finalmente abordé mi vuelo rumbo a Argentina. Me despedí de Madrid con un eclipse que podía observar a través de mi ventanilla y me desperté con el amanecer de Buenos Aires.

       Esperé mis valijas, las cargué en el carrito y me dirigía a la muerte misma... pasar por aduana, para mi SUERTE, al preguntarle a un guardia si debía dirigirme por ese lugar (el chequeo en aduana) me dice: "no, por favor pase por acá"... y era algo así como cuando te muestran la puerta a la luz del cielo, bueno algo así jajaj yo ya me veía desembolsillando mis pocos euros que con tanto esfuerzo pude recaudar jaja pero cuando me di cuenta estaba fuera del aeropuerto y alquilándome un servicio para llegar hasta la terminal de Retiro.

       Todavía me acuerdo lo rara que me sentía, hasta de ver carteles de publicidad. Tenía que esperar mi bus hasta Santa Fe capital y faltaban varias horas... no tenía ni un peso argentino, el cajero no estaba habilitado y  moría de ganas de desayunar o comer algo. No me querían aceptar ni un solo euro para venderme un yogurt. Por supuesto, agarré el yogurt y le dije esto es todo lo que tengo, le pagué y me fui.

       Lo más gracioso es cuando subí al bus, y al parecer me quedé dormida apenas me senté en mi bello coche cama. Me había olvidado de cambiar el horario en mi reloj, pero sabía que a las 4pm tenía que estar en Santa Fe. En un momento me despierto, miré el reloj del bus y decía algo así como 5 de la tarde, miré mi reloj y por supuesto no me daba la hora que necesitaba y tampoco sabía a cuánto de diferencia estaba como para calcular. Pero desesperada pensando que la hora que había visto era correcta, le pregunté a una chica en el asiento de al lado si ya habíamos pasado Santa Fe.... nunca me voy a olvidar la vergüenza que sentí cuando me dijo: "No, todavía seguimos en Buenos Aires" jajaj, estaba tan pasada de horas y tan cansada que pensé que había dormido por años! Y tal vez fueron 15 minutos.

       Finalmente arribé a la Ciudad de Santa Fe!!! Por una cuestión que quería llegar en la noche a mi casa, ya que era un fin de semana largo y mis amigos que estudian afuera se encontraban en mi ciudad, mi familia decidió ir a buscarme en auto hasta Santa Fe. 

      Mientras esperaba me senté a comer algo en un bar, cuando sentí que me taparon los ojos y era mi papá, que hacía ya un año y 3 meses que no lo veía!! La verdad que fue tan lindo reencontrarme otra vez con todos, si bien a mi mamá y a una de mis hermanas había visto hace no mucho tiempo no veía la hora de verlas otra vez a todas. 

       Llegamos a Avellaneda, bastante tarde por cierto (si manejaba mi papá, seguro porque va a 0 en la ruta). Me acuerdo que no veía la hora de llegar a mi casa, ver a mis perros pero todos insistían en ir a dar una vuelta, a lo que yo respondía que estaba cansada. Insistieron tanto porque sabían que en la plaza me estaban esperando todos mis amigos con una banderaa :) fue tan tan lindoo que todavía me acuerdo de ese momento! Fuimos todos caminando a mi casa a cenar, de ahí nos cambiamos y nos fuimos al boliche a festejar. Al día siguiente mis papás también organizaron un almuerzo de bienvenida :)

       Fue buenísimo ver a todos, reencontrarme con muchas personas pero en ciertos aspectos no podía dejar de sentirme rara, especialmente cuando no me encontraba rodeada de mucha gente. Es como que mi cabeza hacía un parate en distintos momentos del día que nunca pensé el tiempo que esa sensación podía llegar a durar...



       





sábado, 1 de junio de 2013

Últimas semanas en España



       Finalmente aterrizamos en Madrid y nos dirigimos hacia La Granja de San Ildefonso, donde por suerte ya teníamos trabajo esperando por nosotras. Todavía me quedaban un par de semanas en Europa antes de volver a mi querida Argentina, pero con Sofi nos dedicamos a trabajar y cada tanto íbamos a Madrid, visitábamos Segovia, o salíamos en las noches y demás. Yo volví a mi puesto de "ayudante de cocina" y a limpiar pisos y baños... me hice mis buenos ahorros y como me la pasaba en el restaurant, básicamente no tenía muchos gastos.  


Un talento en Plaza Mayor- Madrid

    La vida en La Granja no tenía mucho de aventurera pero la disfrutaba un montón por el simple hecho de que para mi ya era una aventura el estar viajando, detenerme un poco para trabajar e intentar no quedarme sin un "duro", que es a lo que los españoles llaman de manera informal a la moneda. Tenía la tarjeta de crédito de mamá, pero después de un tiempo que me mantenía por mis propios medios me daba cosa usarla; algo que hoy en día no pasa jaja. 



Vista de Segovia
       
       Nada es gratis. Algo que aprendí en los Estados Unidos es que mi trabajo vale, y mucho más cuando es extra. En donde laburábamos con Sofi hacía mucho de trabajo y horas extras, que por supuesto las hacía con gusto pensando que la paga que iba a recibir era grande. Llegó el fin de semana y cuando recibí el dinero me quedé enfurecida, así que hablé con el dueño del restaurant y le dije que mi hora extra no vale un mísero euro, y que si esperaba que me quede más tiempo de lo debido me tenía que pagar lo que correspondía, pero por suerte llegamos a un acuerdo. 

Acueducto- Segovia
       
       Junté un poco de dinero y unos días antes de irme me escapé a Segovia y me dediqué a comprar algunos regalitos para la familia, tampoco fui tan generosa pero al menos no llegué con las manos vacías y pidiendo agua jaja, porque desde el momento en el que comenzaron a salir pajaritos de mi billetera mientras estaba en Londres, me imaginaba volviendo a casa hecha un desastre. 

       Seguir viajando. En el restó había llegado a un acuerdo; la última semana de mi estadía ya no iba a trabajar porque quería tomarme unos días para irme a Alemania. La verdad es que tenía muchas ganas de conocer ese país pero mi espíritu de viajera se estaba sintiendo un poco agotado, por lo tanto a último momento desistí y finalmente trabajé hasta el día antes de dejar España.